sábado, 25 de junio de 2011

Des-habitada


Nadie diría
que en su interior habitan
dos manos cansadas de acariciar sombras.
Nadie ve el aliento del moho
que florece en las paredes
ni el último grito en la tela de araña;
tampoco el polvo sobre el suelo
sin las huellas
porque,
para quien entra,
todo está en su sitio:
la voz que se repite en sus carencias,
el gesto que se inventa
tejido cada noche en duermevela.

Este olvido se escribe cerca
y es la distancia mayor en cada letra.
Tan sólo,
a veces,
una palabra
articula compañías de la infancia,
deambula los pasillos de la casa
nombrando el corazón de cada estancia.

Nadie diría
que en su interior habitan dos manos
s  o  l  a  s.

domingo, 5 de junio de 2011

a cientos


A Alba

He contado cadáveres a cientos:
En el camino nuevo, ribeteado de abetos,
un hombre y una mujer miran desiertos.
No hay espera a su regreso y en las arrugas del tedio,
una soledad oscura yace en silencio.
Un silencio cruje y grita en el andén de aquel metro,
una cartera, corbata, sombrero, un traje negro,
las ataduras que firman, en el verano, su invierno.
Dos pasos hacia el abismo liberarán sus secretos.
Un secreto sin papeles, en la escalera al infierno,
se apoya en la balaustrada; creyó en el cielo
aquel día que secaba sus sudores con el sueño
de otros vientos.
Otros vientos no liberan su adicción al blanco vuelo,
de sus venas borbotean promesas, futuros huecos,
gotas de sangre que hieren las huellas en el cemento,
he mirado cadáveres a cientos.


Mas hoy he visto la vida en tus ojos caramelo,
en tu piel recién pintada, en tus bracitos y hoyuelos,
en la nana que te cantan los labios que ayer me dieron el aliento.


Tránsito de ausencias. 2008.