jueves, 19 de marzo de 2009

Seiscientas veinticinco


Seiscientas veintinco,
el rostro destrozado,
los ojos en la sangre envenedados,
las manos laceradas, tu pasado.

Seiscientos veinticinco en esta orilla,
seiscientos veinticinco en ese lado...
Seiscientos veinte mil que no te oímos
multiplicados por mil y mil....
Cegados.

Seiscientas veinticinco líneas encendidas:
Un gesto,
un sólo gesto salvador
y te apagamos.



Azul

En esta pequeña caja,
entre tesoros guardados ,
duerme una niña en las sombras
de ojos marrones, despiertos,
que nadan melancolías.

En esta pequeña caja
guardo alivios en burbujas,
oxígeno de emergencia
en las tardes en que el aire
sólo rima bofetadas.
Una tapa de hojalata
me transporta hasta su casa
cuando el tiempo de los verbos
no era nada.
Una cinta azul, ajada,
aún anuda los recuerdos
de su pelo alborotado,
de semanas de cuadernos,

de domingos con hermanas.

Desde esta caja guardada,
una canción que no olvido
en esta tarde de ruídos,
se derrama.

Inicio


Noviembre, la medianoche,
la luna, mojadas brumas.
Una palmada en el aire,
unos pulmones que giran,
unos ojos aún velados
buscando la luz, el faro,
un silencio, cien caricias.

Un ángel vela y acuna
los compases de la vida.
Y entre voces,
y entre cantos,
y entre lluvias,
me dormía.

Un reloj inacabado trepida
la nueva vida.
Y entre las horas no escritas,
esbozadas, las heridas, el dolor,
la orilla triste, los silencios,
las espinas.