domingo, 24 de mayo de 2009

Tres miradas. A Benedetti.




Poco, apenas nada cambiará alrededor

de nuestra ausencia:

Seguirá amaneciendo

en los ojos de quienes amamos,

se rozarán soledades,

rabia, miedo,

como se rozaron las nuestras

cuando nos precedieron.

Se afligirá aquel aroma,

este recuerdo,

el eco en las paredes,

durante un tiempo...


Durante un tiempo

nos sentaremos

en la memoria de la ropa doblada,

(aún mojada),

en la del libro

(olvidada la rosa)

en las arrugas del lecho,

en el hueco...

Durante un tiempo.


Nada o muy poco mudará tras

nuestro abandono.

Seguirá anocheciendo

para los mismos ojos, para otros,

se alternarán primaveras

después de cada invierno.

Nada, apenas la soledad, la rabia,

el miedo,

que dejarán de ser suyos poco a poco,

que olvidarán que fueron nuestros

durante un tiempo.


Tal vez, mi admirado poeta, permanezca

el verso.


Elsa.


Segunda mirada: Malena


Tercera mirada: Calle Quimera




viernes, 15 de mayo de 2009

Alrededor de un te quiero



Para que -como hoy- me digas,
recostado en el recuerdo,
en la noche y el deseo:
Te quiero...

te regalaré mi verso
despojado de los velos
que sinuosos confunden
la caricia de tus dedos.

Para que cuando despierte
de la placidez del sueño
y la luz,
que ingenua hiere
la intimidad de tus besos,
no separe ni mis labios
ni tu mirada
ni el cuerpo,
borracha de tus deseos,
entornaré la ventana
y trasnocharé la huida
alrededor
de un
Te Quiero.


miércoles, 13 de mayo de 2009

Dónde...


¿Dónde estáis poetas?
Sí, vosotros,
los paridos en la tierra
de los dioses olvidada.
¿Dónde estáis que cuando miro
apenas veo?.
¿Dónde andáis
que cuando oigo
sólo escucho otras palabras?.
¿Dónde buscaros,
dónde encontraros,
qué muros he de escalar
para sentir vuestras almas?.
¿Dónde...?
No veo. No escucho nada.

Ya no sé si es la ceguera,
o que cortaron las alas,
o que migraron las voces
en fáciles lunas blancas.

¿Dónde estáis...?
¿No es la poesía un arma...?.

miércoles, 6 de mayo de 2009

En tus ojos




En tus ojos me miro.
En tus ojos me veo.

Mirar tus ojos
es adentrarme en un mar
de turquesas,
en un mundo azul
de luceros y estrellas.
Cuando miro tus ojos sorprendo secretos,
mares que dormitan, piélagos que sueñan
y ríos que tibios, cuando se desbordan,
nombran una senda de lluvia salada
que a besos deshace mi boca sedienta.

Mirarte me trae rostros olvidados,
nuestra adolescencia,
las primeras caricias,
mis extraños temblores,
mis preguntas miradas,
tus calladas respuestas,
manos inexpertas.

Mis ojos en los tuyos.

Sin la luz de tus ojos
la ceguera despierta,
mi canción palidece,
se quiebran las rectas,
oscurece el añil,
no hay lluvias de abril.

En tus ojos me miro,
por tus ojos veo.
Tus ojos en los míos.


martes, 5 de mayo de 2009

Si pudiera soñarte




Si pudiera soñarte,
te pintaría de azules,
de cielos,
mares tranquilos
o de océanos dormidos
que besan la arena blanca.
Compartiría tus vuelos,
ocultos entre celajes,
de futuros venideros
o de presentes repletos de deseos
de escaparte.

Si pudiera soñarte,
te amaría sin disfraces,
sin dudas disimuladas
y sin verdades que mienten
con la palabra enredadas.
Desnudaría la tarde de rojos
palidecidos,
de pasiones apremiadas
y de velos que enmascaran
tus caprichos más ocultos.


Si pudiera soñarte,
subrayaría tu nombre
en cada noche y estrellas
y en los días que amanecen
vacíos sin tu presencia.


Pero soñarte no quiere
que los sueños se despiertan.


(Elsa 2007)




domingo, 3 de mayo de 2009

La mirada es distinta


No miramos igual. La mirada es distinta.
Tú ves en la flor soledades que habita,
la dureza en la piedra, lápida sin vida.
Yo miro el color que en la arena palpita,
la dulzura del tallo que el viento acaricia.

No llora la rosa aromas de un día:
Llora las espinas.

No miramos igual...
ni la noche,
ni el día.



sábado, 25 de abril de 2009

Soy caminante


Autor de la fotografía: Gonzales


Vivo en el tiempo, atravieso el tiempo
(No puedo quedarme)
Soy una suma de instantes
Una mirada al ayer
Un paso adelante
Soy caminante.



jueves, 23 de abril de 2009

Si la lluvia

Autor fotografía: Point of View



Si la lluvia diluyera los errores,
si ella ahogara los rencores,
si calmara las hogueras que hoy abrasan
el desierto,
si ella fuera el mar abierto
donde poder derramar gritos
y secretos,
si pintara de colores los lamentos …
En esta tarde cerrada de nubes grises,
de cuentos,
adoraría su dios
y rendida atendería su aguacero.

miércoles, 22 de abril de 2009

Gaia



Autor de la fotografía: Le Passant qui passe.


Era un día....
Lo están borrando...

Pero aún sé que había un lado azul donde asomarnos
y el verde se tejía alrededor de nuestra casa
cada primavera.

Y había un otoño que nombraba el verano
y un invierno blanco coronando el norte
de mimos helados,
y un río donde mojar el cansancio
cuando el desierto, distante, marcaba el oráculo
de las lluvias de fuego.

Y el sol...
Ese sol que calentaba nuestra orilla
y amarilleaba la paja tras la estación del amor,
y bronceaba los cuerpos desnudos al alivio
de la brisa.

No erraba el tiempo.

¡Ah la brisa...! la de los mares y océanos,
el aliento del mar, ese mar que incitaba
a viajes desconocidos, infinitos,
a paraísos de corales,
a velas desplegadas a merced del viento,
a soledades buscadas en la arena,
huidas del cemento,
alejadas de los ruidos,
cercanas al cielo.

El cielo.... Aquel cielo, el que mostraba sin engaños
las estrellas y la luna, esa luna alejada,
faro del Universo,
repleta de versos donde soñar los poetas.

Hubo un día, Gaia.
Cuando el norte existía...
y el sur...
y no erraban los lugares
ni el tiempo
y el mar nos hablaba desde la esperanza.




lunes, 13 de abril de 2009

En ese momento


Fotografía: Den


Un instante mudo, ese instante eterno.

Mirabas la tarde, el ocaso, lejos.

Y te refugiabas solo,

a sólo unos metros,

la mirada huída en el mar del techo.

Tus ojos, inquietos, alzaban ciudades

donde ser eternos.

Eterna la risa,

eternos los cielos,

eternas las horas de luces y vuelos.

Y yo, sabedora del fugaz momento,

aunque fuera un sueño,

dejaba mi isla de papel impreso

para acurrucarme, celosa del vuelo,

entre los silencios que hablaban de ensueños.

Y tú, sonriendo, me abrazabas fuerte

fluyendo el deseo de rozar conmigo,

en ese momento,

los vuelos, la risa, las luces y cielos.

Un instante mudo.

Ese instante eterno.