lunes, 31 de agosto de 2009

Cuando pintes mi cielo.



A Corina


Atravesé las horas, tu vientre,
me así a tus dedos,
pinceles húmedos sobre el lienzo
en invierno.
Suspiré la hiedra, jardín imaginado,
melancolías sin nombre de cabellos
cortos, de juegos, de infantiles bocas,
de sed callejeada
en las tardes de agosto.
Repetí los libros cada otoño,
cuadrículas vacías, lápices perezosos,
cuartos compartidos
que luchaban
rincones propios,
soledades recién habitadas...

Y no escribí. No quise hacerlo.

Ahora, rescatados los aromas,
desnudo el pasado y lloro y suplico
el futuro pálido de tus astros.

Ahora, en el tiempo de tu vientre ajado,
de tus dedos rotos
y el pincel segado.

Ahora, que leo los paisajes y el sueño en tus espejos,
pinto en el papel el esbozo de un verso mientras
tú me preguntas ¿escribes...?
Y yo respondo, cuando pintes mi cielo.

jueves, 11 de junio de 2009

Orillas.




Te has dormido. Y en el sueño la otra orilla.
Aquí la vida. ¿la vida...?
La muerte poco a poco, la muerte parecida.
Porque el aliento le falta a este lado
en la vigilia.
Porque inmóvil se ha quedado
la esperanza,
porque la arena ha cubierto nuestra danza
en esta esquina.
La muerte que no mata, la vida pesadilla.
Y en el sueño la otra orilla.


¿Me acompañas?
(Me lo dice tu sonrisa)
Ven a este lado que es nuestro, miraremos desde arriba.
Veremos pasar la furia.
Distancia... La que nos salva.
Pero tú cerca.
No pronuncies soledades
cuando tu mano en la mía,
cuando despierto y me miras.
¿Me acompañas...?



Me he perdido. En el grito.
Tu susurro lo siento tan leve
que mi nombre se ha quedado
en este lado, en esta orilla.
Ya tu sueño no me lleva, ni me alivia
tu sonrisa.
No puedo saltar la arista.


Perecedera es la noche, la oscuridad pasajera.
Yo te espero. Y el camino.
Despertaremos la aurora que ahora duerme
entre tus versos.
Perecedera es la noche.
Yo te espero.



Elsa.


Me llamas, amado mío, para que entre en tu sueño. Me tiendes las manos y yo extiendo las mías para seguir tu camino más allá del horizonte. Donde brote como una flor la esperanza y el sol oculte la oscuridad de la noche. Mi mirada en la tuya se pierde y oigo suavemente como recitas poemas que van acariciando mi atribulada mente y me libero de las cadenas que han acortado mis pasos y han intentado esclavizarme para siempre.

Abrázame. Hazme salir de este mal sueño y dime que me quieres, que me sienta llena de ti y sepa arrinconar la angustia y soledad de esta oscura noche. Que tu cuerpo unido al mío, juntos en una caricia, derroten las aristas que se elevan cruelmente.

Di mi nombre… Llámame para que mi ser te responda, para que escale los peldaños que separan este mundo del tuyo. Vida mía... mi vida... tu sonrisa me dice que es posible y yo, entregada a ti, entro en tu sueño y dejo atrás esta orilla en donde la arena me cubría, para ver contigo la promesa merecida de un nuevo día libre de pesadillas, lleno de nuevas ilusiones.

Malena

miércoles, 3 de junio de 2009

En el quejido



Cuando el abrazo de sombras impide el aliento
y su canto, noche, danza sobre el filo, un río de agujas
desborda el lamento.
Sorda en este ruido, ni el agua templada
suaviza los truenos que retumban fieros.
Y el verso no escrito, que busca en mis labios su grito
de fuego, se ahoga en la lluvia de este desespero.

...................................................

Se ha quedado el aire helado y dentro las rosas
que no he dicho se marchitan.
Cómo distinguir el ruido del silencio
sin el grito...
Cómo discernir el día de las luces, si he velado mis ojos
en lo oscuro...
Cómo poner rumbo en el aullido,
cómo rescatarme del abismo
si no distingo, en el pozo, la salida...

La voz de la cordura me susurra: el norte existe.



domingo, 24 de mayo de 2009

Tres miradas. A Benedetti.




Poco, apenas nada cambiará alrededor

de nuestra ausencia:

Seguirá amaneciendo

en los ojos de quienes amamos,

se rozarán soledades,

rabia, miedo,

como se rozaron las nuestras

cuando nos precedieron.

Se afligirá aquel aroma,

este recuerdo,

el eco en las paredes,

durante un tiempo...


Durante un tiempo

nos sentaremos

en la memoria de la ropa doblada,

(aún mojada),

en la del libro

(olvidada la rosa)

en las arrugas del lecho,

en el hueco...

Durante un tiempo.


Nada o muy poco mudará tras

nuestro abandono.

Seguirá anocheciendo

para los mismos ojos, para otros,

se alternarán primaveras

después de cada invierno.

Nada, apenas la soledad, la rabia,

el miedo,

que dejarán de ser suyos poco a poco,

que olvidarán que fueron nuestros

durante un tiempo.


Tal vez, mi admirado poeta, permanezca

el verso.


Elsa.


Segunda mirada: Malena


Tercera mirada: Calle Quimera




viernes, 15 de mayo de 2009

Alrededor de un te quiero



Para que -como hoy- me digas,
recostado en el recuerdo,
en la noche y el deseo:
Te quiero...

te regalaré mi verso
despojado de los velos
que sinuosos confunden
la caricia de tus dedos.

Para que cuando despierte
de la placidez del sueño
y la luz,
que ingenua hiere
la intimidad de tus besos,
no separe ni mis labios
ni tu mirada
ni el cuerpo,
borracha de tus deseos,
entornaré la ventana
y trasnocharé la huida
alrededor
de un
Te Quiero.


miércoles, 13 de mayo de 2009

Dónde...


¿Dónde estáis poetas?
Sí, vosotros,
los paridos en la tierra
de los dioses olvidada.
¿Dónde estáis que cuando miro
apenas veo?.
¿Dónde andáis
que cuando oigo
sólo escucho otras palabras?.
¿Dónde buscaros,
dónde encontraros,
qué muros he de escalar
para sentir vuestras almas?.
¿Dónde...?
No veo. No escucho nada.

Ya no sé si es la ceguera,
o que cortaron las alas,
o que migraron las voces
en fáciles lunas blancas.

¿Dónde estáis...?
¿No es la poesía un arma...?.

miércoles, 6 de mayo de 2009

En tus ojos




En tus ojos me miro.
En tus ojos me veo.

Mirar tus ojos
es adentrarme en un mar
de turquesas,
en un mundo azul
de luceros y estrellas.
Cuando miro tus ojos sorprendo secretos,
mares que dormitan, piélagos que sueñan
y ríos que tibios, cuando se desbordan,
nombran una senda de lluvia salada
que a besos deshace mi boca sedienta.

Mirarte me trae rostros olvidados,
nuestra adolescencia,
las primeras caricias,
mis extraños temblores,
mis preguntas miradas,
tus calladas respuestas,
manos inexpertas.

Mis ojos en los tuyos.

Sin la luz de tus ojos
la ceguera despierta,
mi canción palidece,
se quiebran las rectas,
oscurece el añil,
no hay lluvias de abril.

En tus ojos me miro,
por tus ojos veo.
Tus ojos en los míos.


martes, 5 de mayo de 2009

Si pudiera soñarte




Si pudiera soñarte,
te pintaría de azules,
de cielos,
mares tranquilos
o de océanos dormidos
que besan la arena blanca.
Compartiría tus vuelos,
ocultos entre celajes,
de futuros venideros
o de presentes repletos de deseos
de escaparte.

Si pudiera soñarte,
te amaría sin disfraces,
sin dudas disimuladas
y sin verdades que mienten
con la palabra enredadas.
Desnudaría la tarde de rojos
palidecidos,
de pasiones apremiadas
y de velos que enmascaran
tus caprichos más ocultos.


Si pudiera soñarte,
subrayaría tu nombre
en cada noche y estrellas
y en los días que amanecen
vacíos sin tu presencia.


Pero soñarte no quiere
que los sueños se despiertan.


(Elsa 2007)




domingo, 3 de mayo de 2009

La mirada es distinta


No miramos igual. La mirada es distinta.
Tú ves en la flor soledades que habita,
la dureza en la piedra, lápida sin vida.
Yo miro el color que en la arena palpita,
la dulzura del tallo que el viento acaricia.

No llora la rosa aromas de un día:
Llora las espinas.

No miramos igual...
ni la noche,
ni el día.