martes, 15 de diciembre de 2009

Abrir la voz.

Autor de la fotografía: Wolff


Detrás de la batalla hay un silencio,
después del estruendo
una invitación a tu voz,
una respuesta, un grito,

.......................................una pregunta

Se lo debes,
se lo debemos a quien ya no puede hablar
de tanta muerte,
desde la muerte.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Slowly


Cuando aparcó sus labios al otro lado del silencio
te bebiste de un trago las caricias. Tanta avidez
no puede digerirse cuando esperas el tiempo
de una boca.

A sorbos se liba la ternura, se relamen los segundos
en el vientre
a sorbos se desciende cada hora y el beso apresurado
se detiene
a sorbos los minutos de la lengua descubriendo en el río
sus afluentes
a sorbos se respiran con los dedos los senderos de suspiros
en las pieles

Cuando esperes el tiempo de su boca,
libarás de sus cielos lentamente.


sábado, 12 de diciembre de 2009

Existen los desiertos, Aminetu


Que existen los desiertos, Aminetu, nos lo han contado.
Mas no dicen
del olvido en sus arenas
ni del oasis quebrado en nombre de no sé qué dios,
ni de la vergüenza.

Hay un hambre que taladra los estómagos satisfechos,
un ir y venir que arrasa
el aire que no se doblega,
que ametralla las razones de tu estela.

Estamos tan lejanos, mirando entre tus ojos la condena,
tan crédulos, no obstante, del instante que redima
de tu sangre las fronteras,
que olvidamos que los cuentos os llueven
como piedras,
que tus niños son niños desde siempre, no un verano
ni un mes
ni sólo en primavera.

Existen los desiertos, Aminetu, que nos cuentan el coraje
de tu entrega,
existen los desiertos y en tus labios, la voz
que los alienta.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Espejismo en la Sierra de Guara


Autor de la fotografía: Julián


Fue de mar aquella tarde; sabían a sal los besos,
el polvo del carrascal, cuando recubrió los cuerpos,
llamó olas al sudor
y la brisa bautizó, en los trigales, al viento.

En gaviotas los gorriones se trocaron en sus vuelos,
divisando camarones en el charco donde el cielo
asomó su rostro limpio de nubes y de aguaceros.

El amor hace milagros, pensó la Sierra de Guara
acicalando sus crestas en la línea que separa
la costa del cielo azul, aquella tarde de mar,
con besos sabor a sal que bañaron la montaña.

Todo se complica


Autor de la fotografía: Art Photo.


... la vida se complica; se cuestiona el instante
de la vida,
la muerte se complica; se encadena, de la muerte,
la partida.

Se complica el aire, los mares, la huida,
el regreso se complica; se amurallan los paseos
y avenidas.

Se complica el amor; se antepone a su esencia
la partícula,
el desamor se complica; se enumera en el papel
su (a)sintonía.

Se complica el color; se tatúan en la sangre
sus franquicias.

Todo se complica. Lo complicamos todo,
te complicas tú, me complico yo,
se complican la noche y el día,
se complica el otoño que ha inundado
sus risas.

Nos complicamos, se complican,
nos complican.

martes, 8 de diciembre de 2009

Cuando sea estrella

Autor de la fotografía: Gonzales


Mi madre, que ahora es pequeña, dice que nunca
te vas, que siempre te quedas:
Cuando sientas un beso,
cuenta,
es él que juega y te dice
¡eh, estoy aquí!... ¿ no me recuerdas?.

Ella, que ahora es pequeña,
se hace muy grande
cuando extiende los brazos
y acaricia una nube de palomas:
Se ha hecho pájaro,
dice,
y de mi corazón al tuyo,
vuela
.

Ella, mi madre,
que aun siendo muy grande
ahora es pequeña,
me lo cuenta.
Y yo me lo guardo en la caja secreta
para no olvidarlo
cuando sea estrella.






¿La recuerdas...?


sábado, 5 de diciembre de 2009

Campanadas en la catedral

Autora de la fotografía: Elvine.





Al meu amic, Antoni.


Cuando atravesó la calle Montjuïc del Bisbe en dirección a la plaza Garriga Bachs, la ausencia de transeúntes contrastaba con el griterío que se filtraba a través de las ventanas tamizadas por una cortina de vaho mezclado con alcohol. Con un gesto, no exento de desagrado, se apoyó en uno de los soportales para desprenderse de una tira de serpentina rosa que se había adherido a la suela de su zapato. Nunca había entendido esa urgencia de alegría impuesta la última noche del año hasta el punto de creer y asegurar, con la firmeza de quien niega sistemáticamente lo que duele, por perdido, que en su adolescencia jamás fue partícipe de semejante bufonada. Al llegar a la plaza sonrió y quitándose los guantes recorrió con sus dedos las esculturas de bronce esculpidas en homenaje a los barceloneses que se rebelaron contra las tropas napoleónicas. El ángel de piedra, su confidente cada Nochevieja desde hacía varios años, también sonrió: no ha venido, le dijo mientras sacudía una de sus alas cubiertas de nieve, vendrá, le respondió.

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Estaba muy elegante con su abrigo negro de lana, la camisa blanca que iluminaba su rostro cetrino y la pajarita que había adquirido en la calle Petritxoll cuando ella se lo sugirió. Hacía frío y aquella tarde, mientras miraba por la ventana la plazoleta que se vestía de blanco para recibir el nuevo año, recordó que había extraviado sus guantes de lana gris en el Café de la Ópera : Señor, no... he estado aquí toda la mañana y en su mesa no he encontrado ningún par de guantes; se le habrán caído en el trayecto hacia su casa”. Ahora, casi satisfecho por la pérdida, miraba sus manos, unidas en un abrazo a la bolsa con la botella de cava y las copas, enfundadas en “piel auténtica, señor…” y asentía con la cabeza el recuerdo del hombrecillo que se los había envuelto en papel verde con el anagrama en dorado de la tienda: “Casa Serra. Fundada en 1907”. Cuando llegó a la plaza Garriga Bachs sonó la única y sola campanada de la catedral; faltaba un cuarto de hora para el encuentro, media hora para la medianoche. Ni se percató de la presencia del hombre que musitaba solo a la derecha de la figura del ángel ni de que había cesado de nevar.

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Cuando el aire frío de la recién estrenada madrugada acogió el tañido de la duodécima campanada se sintió el hombre más solo del mundo. A oleadas, transportados por el aliento del mar, sobrevolaban las risas y los pitidos de los matasuegras que se hacían más evidentes en la quietud y el silencio de la plaza. ¡ No ha venido! -exclamó-, ¡no ha venido…! y se arrebujó en la bancada mientras el ángel le cobijaba bajo sus alas.

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Con cada figura que atravesaba el puente gótico se le aceleraba el corazón. Le dolía el estómago pero el deseo narcotizaba sus punzadas aunque, de vez en cuando, se recriminaba por no haber aceptado la pastilla de Almax que su madre, con la misma insistencia de siempre, le había ofrecido. Escuchó los cuartos. Hacía ya quince minutos que ella debería haber llegado. Le molestaba la mirada insistente de aquel hombre que le observaba y farfullaba palabras que él, desde la distancia, no entendía. Cada una de las campanadas de la torre de la catedral le taladraron los oídos mientras el pánico, bañado en nauseas, le secuestró del escenario. Cuando regresó, la botella de cava y las copas yacían esparcidas por el suelo en un estanque de espuma. Una voz, enredada con el estallido de los fuegos artificiales que asomaban por detrás del monumento, le preguntaba ¿está usted bien, señor…? ¿señor…?.
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Desde hacía cinco años atravesaba la calle Montjuïc del Bisbe en dirección a la plaza Garriga Basch. La sola idea de presenciar la misma escena al filo de la medianoche le animaba e invitaba a elucubrar sobre la historia que se escribía y repetía, año tras año, en el estallido de una botella de cava y un par de copas a los pies de la catedral.

No ha venido, le dijo mientras sacudía una de sus alas cubiertas de nieve; vendrá, le respondió…


Plaza Garriga Bachs. Barcelona
Antoni. 07-12-09

jueves, 3 de diciembre de 2009

No hay perdón


Autor de la fotografía Philippe Delval


El fuego inmisericorde ha vomitado en cenizas
tu casa de adobe seco donde encendiste la vida,
cuando la llama era lumbre,
cuando el hogar te acogía.

De dónde vienes tú, dime, si en el valle
sólo queda
de la nada su tañido
golpeando en el vacío
de su mueca...
A dónde vas si has perdido hasta el aire
que respiras y tu boca, de quejidos,
muerde seca ...

La noche es más noche oscura,
el día nombra las ruinas
y en ti,
heredero de la muerte y su agonía,
ha desbordado la gota,
hidra de venganza roja,
estallido hacia adelante de la huida.



martes, 1 de diciembre de 2009

Esbozo otoñal.


Autor de la fotografía: Yves Woigard


Pintan los castaños la estación desnuda.
Se baña el ciprés en un mar de hojas,
siempre inalterable, pirámide erguida.
El estanque, en versos, roza aquella orilla,
pensamientos blancos soñando ser lilas.
Verde es el ciprés,
de espejos, la lluvia.

domingo, 29 de noviembre de 2009

Incongruencia



A la memoria no ha llegado la noche.
Permanece el recuerdo de una tarde de septiembre.
Su corazón desbocado, por la estación de las nieves,
sueña en la cima y su sol
y sin embargo,
des
         cien
                   de.