sábado, 2 de abril de 2011

ese horror a perderte


"Quiero matar el tiempo que me mata..."
Jesús Arroyo


¿Sabes…?
en el lugar que imagino
no anida el tiempo
no sucede la suma
del día y la noche
guarismo de muerte

en el lugar que escribo
es el verso
siempre
y en el adverbio
oculto
bajo su capa inerte
ese miedo a la nada
ese horror a perderte

martes, 22 de marzo de 2011

y es el llanto el vals del árbol


a una hoja

Dijiste sí
y el viento
quedó petrificado
creyó que
tanto tiempo
cantando entre sus manos
desairarías el paso de ese aire enamorado


pero es el otoño un fado
y es el invierno un tango
volteaste la milonga de ese viento ya viajado

y es el llanto el vals del árbol



sábado, 19 de marzo de 2011

no sirve



No sirve
lamentar cada grito en tres dimensiones
al pie de la cama

los ojos se alivian con un parpadeo
de culpa salada

ni aclamar la sed si llueve en las bocas
pantanos sin alma

no sirven
minutos
que en segundos rayan
las horas que sangran
ni la eterna conciencia
que cierra la puerta
al hoy sin mañana

no sirve

nada nada

maquillaje de todo al ruido del alba

lunes, 14 de marzo de 2011

velo


En ciega simbiosis se fundió en tus ojos
mirando la suerte donde había llanto

izó cada vela
aun en el naufragio
sopló cuando el viento
se volvió callado

hizo en cada isla un rincón
y el canto
unas veces río y otras remanso
se mintió en el fondo del silencio
charco
de ese amor rendido
que hoy rueda el destino
negándose errado

miércoles, 9 de marzo de 2011

no me mires así



No me mires así:
prefiero el volcán
al océano
que amenaza con desbordarse

no me mires
como si fuera
el espejo
el eco
de tu tristeza

porque sí
yo también estoy triste
muy triste
y anhelo el incendio
para no ahogarme en ti
cuando así me miras


miércoles, 2 de marzo de 2011

en azul cobalto



Son solo unos metros
fuera del refugio, la sierra perfila un azul intenso
un azul cobalto

está cerca y lejos

la mirada huye y alarga los brazos
sus dedos dibujan la cumbre y el llano

fuera del refugio me busco y me pienso
en azul cobalto

falsaria
fulera
la huida
la sierra
la paz que no hallo

viernes, 25 de febrero de 2011

cinco lunas



A mis hermanas

Tú no puedes dividir tanta ternura
los cinco corazones son un todo
el otoño primero fue en tu vida
la ansiada primavera y su tesoro

Hubo luego un verano, de una india,
de ojos negros y rostro de aceituna
y el brillo de aquel sol que recitabas
eclipsó entre la risa de la luna

Y en la cuna, de nuevo, sin saberlo,
nuevo otoño cubrió sus cuatro esquinas
y la luna sollozó la nueva luna
que en silencio requería tu sonrisa

Detrás, entre burbujas, un invierno
brindó y bailó su suerte, la alegría
de su sueño nevaron treinta versos
y en el aire su canción nombraba el día

Asomó la primavera... y otra niña
otra luna... y otro sol veló su espina
la última canción llamó a la vida
la primera estación se repetía

miércoles, 23 de febrero de 2011

urbs (victrix) osca


Es esta la ciudad
cementerio
de latidos indolentes
inercia
bajo los soportales
del tedio
y de las sombras

es esta la ciudad que muere
por ahogarse la voz
por aturdir la mirada de un sueño
entre dos luces

hambrienta de nada
ahíta de siempre
es esta la ciudad que habito
y en la noche desvisto
de ruidos y cicatrices

sábado, 22 de enero de 2011

translúcido



El día muere en la noche
entre los rayos de luna,
la noche muere en el día.

Y entre tanta muerte
el sol se pregunta la alegría
y la luna se pregunta
si es en la noche,
 la vida
En medio de este amalgama
de luces, sombras y dudas
me pregunto si soy yo,
o si eres tú
la pregunta

viernes, 7 de enero de 2011

malos humos


Entono el mea culpa: soy fumadora. Pertenezco al porcentaje de enfermos – así me han clasificado varios comentaristas en un periódico, en su edición digital- que disfruta mientras lee un libro, escribe, escucha música, conversa, dialoga y calla... fumando. Muy respetuosamente, eso sí. Porque desde la entrada en vigor de la Ley en enero de 2006, una servidora se ha cuidado muy mucho de no fumar en los espacios prohibidos; véase trabajo, hospitales, bares y restaurantes que optaron por ser espacio sin humos (existían ¡eh! enfrente de mi oficina una de las cafeterías más conocidas de mi ciudad, así lo hizo) recintos educativos, estaciones de tren, bus, etc... Pero mi respeto, que en definitiva es una obligación que tengo para con el resto de los ciudadanos, fumadores y no fumadores, pasaba y pasa por ser limpita y educada; así, cuando una servidora llena sus pulmones de humo y brisa marina mientras se broncea, llegado el momento de plegar la sombrilla y la toalla, recoge todas y cada una de las colillas que ha amontonadito en un agujerito en la arena y de la misma manera que arroja en la papelera destinada al efecto papeles, botellas vacías, etc, tira las colillas de tal forma que nadie diría que unos minutos antes, frente al mar, ha estado Bocanegra, algo que una no puede decir de Condón-usado...

También me cuido muy mucho de no arrojar las colillas al suelo cuando salgo a fumar en mi lugar de trabajo: las apago en los ceniceros ubicados en el vestíbulo planta baja. Eso sí, aunque no me gusta fumar en la calle (ahora, casi como que me va a encantar) no he podido evitar, cuando lo he hecho, arrojar las colillas al suelo –si hay al alcance una alcantarilla pues ¡a la alcantarilla!- porque en estas ciudades nuestras no hay ceniceros, no son Praga, y las papeleras, a riesgo de incendio, tampoco abundan...

Os preguntaréis, se preguntarán, el porqué de este pseudoalegato de mi cívica actitud : pues porque estoy hasta los cataplons de ser clasificada, además de como enferma, como una guarra cerda irrespetuosa y eso sí que no; porque si nos ponemos así, hay guarros cerdos irrespetuosos no fumadores que te cagas (como diría Elvira Lindo). Y si no, que se lo pregunten a los barredenderos de mi ciudad y a los jardines y calles llenos de cacas de perro y a los suelos de los bares alfombrados con papeles y colitas de gambas y a los de los ascensores con salivazos y a los senderos pisoteados por los todo terreno y a mi oreja izquierda, anestesiada por la conversación a gritos de la mesa de al lado y a la derecha, traumatizada por los berridos e insultos del otro todo terreno que casi se me lleva por delante (la mendas, tenía preferencia) y...

¡Ah! ¿que no? ¿que no todos los no fumadores son inciviles ...? ustedes perdonen ¡en qué estaría yo pensando!...