Pérdida
No encuentro la palabra, se ha perdido.
Me sedujo en el verso, el tuyo,
delante del grito.
Cuando la vi
alzaba las manos al delirio,
cuando la vi
palpité con ella su destino.
Una y otra vez gocé su cuerpo,
una y otra vez sentí en mi lengua
su saliva,
mordí su cintura,
cité el encuentro en su oído,
blanco desnudo donde gozar
nuestro amor,
el mío...
Mas no vino, no ha venido.
Me ha dejado herida la palabra,
sola,
muda.
Qué triste siempre el desencuentro; cuánto mejor una pérdida.
ResponderEliminarBesos.
Sí, mejor... la pierdo del todo, Rafa.
ResponderEliminarBesos.
Como en la poesía, Elsa. Sigue.
ResponderEliminarUn besazo.
Yo tampoco encuentro palabras para dejarte un comentario. Simplemente emotivos y como siempre, sublimes.
ResponderEliminarCómo duelen las pérdidas, Elsa...
Un abrazo
Admirable!!! Leerte es sentir la poesía en la inmensidad del alma. Abrazos.
ResponderEliminarMe alegra reencontrarme con tus palabras, Elsa. Gracias por el comentario en mi página. Tu poema, como siempre, es una flecha con destino predeterminado.
ResponderEliminarUN BESO
...Algo imperdonable.
ResponderEliminarSi perdemos la palabra, que gris escalofrío.
Abrazos
La palabra nos devela y nos oculta, abre clausuras y también miente. Es huidiza, corcovea, a veces es mansa y purifica. Hiere y salva. Dice demás y a veces enmudece. Somos el lenguaje dicen por ahí!. Los y las que escribimos sabemos de su goce y de su tortura.
ResponderEliminarUn saludo fraterno desde el confín austral!