Ven, salgamos. De todo.
Fuera del paisaje y de su marco,
(deja una señal por si añoramos,
deja una señal por si volvemos).
Contigo, sí. Desde siempre.
Conmigo también, perenne.
Donde la duda tres puntos. Punto seguido
y avanzas…
y me esperas
y me aguardas.
Me quiebro; eres aliento.
Como pluma yo me elevo
después de dejar el suelo
ascendiendo
tus palabras.
Contigo, sí. Desde antes.
Desde más allá de todo…
un soplo,
p l u m a,
me elevo.
viernes, 26 de marzo de 2010
Contigo
sábado, 20 de marzo de 2010
Escribiendo con... Malena
De tu vuelo anunciado
Me anuncias que te vas y callo
mientras vuelve a mis ojos el recuerdo
de tus noches insomnes,
de tus furtivos pasos,
de tu cuerpo indefenso buscando
mis manos.
Te veo en el umbral, un libro bajo el brazo,
tu carita blanca, los ojos asustados,
y como gato que huye del agua
de la noche
te escondes en mi lecho,
me miras sonriendo,
no te molesto mami, he traido
mi cuento.
Y yo, que navegaba los mares inventados
y sentía el calor de otros cuerpos escritos,
al sentirte conmigo mi atención se mudaba,
te cubría de besos
y del papel saltaba de una luna de versos
a tu cara.
Me dices que te vas y sonrío
y, aun deseando y confiando el vuelo,
mi corazón se ha encogido
y he querido dejar un trozo de suspiro
en este verso que, siempre, de esta tarde
en su vientre, concebí escrito.
Elsa.
Vuela gorrión, vuela...
La tarde va cayendo y estoy sentada sobre la hierba, apoyando mi espalda sobre un viejo árbol. Miro con la vista perdida las ramas de aquel para mí tan familiar en el que te observaba cada día, mientras mis ojos vigilaban tus primeros aleteos y el corazón se me enternecía y llenaba de orgullo cuando entre trinos, observaba tus vacilantes intentos.
Saltos pequeños con esa inseguridad del que no sabe que hay más adelante, pero tu constancia consiguió al fin hacerte volar. Pequeños vuelos para volver al nido familiar donde orgulloso piabas después de haber visto desde el aire ese pequeño mundo.
Miro las ramas y no estás, aunque sé que volverás a recordar aquellos tiempos en los que el nido era el refugio desde donde soñabas con volar.
Mi corazón es una mezcla de tristeza cuando sus ramas se mueven vacías mecidas por el viento, y ternura, porque cada vez que vuelves a visitarme te posas en mi mano y como cuando eras pequeño, te dejas acariciar.
Y yo que creí que te perdería...
Vuela gorrión, vuela...
Malena
(Dedicado a mi hijo Sergio).
martes, 16 de marzo de 2010
Peregrina de lunas
Tengo documentos que abren puertas,
que señalan la tierra,
que permiten los vuelos allende las fronteras.
Tengo en la piel el blanco de la luna,
el bronce de los soles y la sal del mar
las noches de sonrisas.
Y tú ...
Tú imploraste las puertas con ojos que vigilan,
que entorpecen los cielos,
que persiguen las alas hoy vencidas.
Tú tuviste la espera de un barco sin la brisa,
después de los espejos, reflejos de las dunas.
Tú has dejado jirones de piel en cada quilla
y tu sangre en la mar de corales vestida.
Te has rendido a este sol, peregrina de lunas,
te ha engullido ese mar que en gemidos vomita
el hijo que pariste sin nombre en esa orilla.
Tránsito de Ausencias. 2008
martes, 9 de marzo de 2010
En azul
En azul, en el frío azul
hay una mirada tibia,
una actitud entregada
a un sueño de verano.
Y al mar.
Sólo es triste si en tus ojos
.................................. la tristeza…
Es la transparencia una invitación
al alma,
la blancura, un rayo de luna que roza
la espalda.
No, no escuches la amargura
acaso pinceladas de melancolía,
es la soledad
la orilla donde meditar la compañía.
Hay un tiempo azul antes y después
de la alegría.
viernes, 26 de febrero de 2010
Debes decir no
Debes
un árbol
cuando escupe a la aurora y apaga
tu estrella preferida
Soplar cuando la alegría se esconde
tras la nube
y lloro contigo cada lluvia
Alcanzarme el vaso cuando no llego
(una, a veces, se hace pequeña)
y darme de beber los besos
con mucho azúcar
(las bocas también se empequeñecen)
Debes quererme aunque parezca
que no te quiero
tú sabes como yo
que aun en la niebla
el mar sigue intentando las orillas
Decirme que sí, que en el invierno
hay flores
que sólo hay que aprender a olerlas
que hay música en el silencio
y que en el ruido
incluso hay notas
Volar aunque no haya viento
Saber esperar
Cerrar la puerta a la impaciencia
y abrirla cuando la calma
sostenga el cielo
Te digo todo esto para que me entiendas
Para que yo lo entienda.
martes, 23 de febrero de 2010
Hablemos
(será sólo un instante)
ahora que el silencio
deshace todo el ruido,
ahora que derribo
el verso enajenado
que anduvo, en el coraje,
los pies trastabillados,
ahora sé, serena,
que dos y dos son cuatro…
será un poema largo.
miércoles, 10 de febrero de 2010
Pálida espera
Qué haremos
cuando no haya nadie en el tiempo
y el reloj no palpite el encuentro
Qué sucederá
cuando sabiéndonos tanto
los labios pierdan nuestros nombres
Qué cantarás en la ducha
qué no diré en el enfado
en dónde ahuecaremos las sonrisas
qué alegría mojaremos
Qué será de ti
cuando la mañana y la tarde y la noche
y otra vez
y nada…
y nadie
Qué será de mí
cuando el otoño y el verano y el invierno
y otra vez
y nadie…
y nada
Qué frío abrigaremos
en la pálida espera
de la muerte
miércoles, 13 de enero de 2010
Después del tiempo
los de querernos, querernos
sin saber, sin conocernos
aprendiendo de nosotros
destapando nuestros sueños
De aquellas horas, las tuyas
las de nunca, nunca, nunca
las de siempre aun en la lluvia
saltimbanquis de fortunas
espontáneos de la vida
De aquellos ojos, los tuyos
de aquellas manos, las mías
de aquellos labios, el beso
de aquella boca, tu risa.
Después del tiempo ejercemos
lo de querernos querernos
sorteando el nunca nunca,
sabiéndonos, conociendo
abrigando la ternura.
Siempre, siempre son
mis ojos
y tu mirada es
la mía
domingo, 10 de enero de 2010
En la noche.
En la noche soy yo.
Acaso distrae el óvalo de la luna.
Entre su encuentro y el mío
las voces del silencio habitan
y ahora en grito, en susurro ahora,
tejen firmamentos mudos,
agujas del mediodía.
La nada rebosa labios que me inspiran,
que celan entre dientes las huidas.
Nadie me cuenta,
nadie me calla,
nadie me escucha.
Y todo me habla de las lluvias.
Soy yo en la noche.
Ella acoge este silencio sin preguntar
por qué ando despeinando los días
de tanta puntualidad
en el mismo café
e idénticos rostros.
Vuelo entre sus párpados
y me hago luz perfilando el paisaje
que nunca enamoré,
que jamás gocé
salvo en el sueño.
En la noche.
Ella sabe mi desencuentro y su abismo.
Me arropa entre sábanas plateadas
y trepo su almohada imaginando horizontes
que jamás acaricié, que nunca transité
salvo en el sueño.
Soy yo en la noche.
Entre la noche y mi luna.
jueves, 7 de enero de 2010
Contarte este ruido
Contarte
qué miro
qué distraigo
si el estrépito anega el silencio
camino
qué cantos alivian los labios partidos
frío
qué temen mis manos en el hueco
olvido
mas no hay bocas que acierten este rostro mío
de versos tupidos
hilos
no hay nada que mueva el cuerpo aterido
de voces adentro
sólo
r u i d o