Contarte
qué miro
qué distraigo
si el estrépito anega el silencio
camino
qué cantos alivian los labios partidos
frío
qué temen mis manos en el hueco
olvido
mas no hay bocas que acierten este rostro mío
de versos tupidos
hilos
no hay nada que mueva el cuerpo aterido
de voces adentro
dentro
sólo
sólo
r u i d o
Precioso este poema. Te lo aplaudo.
ResponderEliminarUn placer leerte y un fuerte abrazo.
Un hermoso regalo en el día de mi cumpleaños. Abrazos.
ResponderEliminarPues habrá que agradecer tanto al estrépito. Pues de ese ruido interior no cesam de brotar hermosísimos arpegios en forma de versos.
ResponderEliminarAbrazos, pues. Y Be(r)sos.
Ese ruido interior es algo más que ruido, es un rumor que a veces se transforma en versos tan preciosos como los que nos ofreces hoy. Este poema hay que leerlo varias veces para lograr captar ese ruido interior que tú tienes, que es más bien ardor del pensamiento capaz de terminar con el frío y mover tu aterido cuerpo hacia abiertos caminos de poesía madura y vital. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarUn ruido del que surgen versos tan hermosos, no puede ser perjudicial.
ResponderEliminarRuido así quiero
Besos
Querida Elsa:
ResponderEliminarNo sé si desearte que sigas teniendo ruidos interiores ¡no lo sé! Diría sí por y para que siguiera escribiendo de esta manera. ¡Qué hermoso!
Besazos.
Mi querida Elsa: Hoy soy yo la que guardo un silencio de respeto y de admiración ante tu poema.
ResponderEliminarMil besos y mil rosas.
Elsa, lo he releído y saboreado, cuánta belleza y qué bien escrito.
ResponderEliminarMe voy fascinada y con ganas de volver, siempre.
Un abrazo.
Muchas gracias por las felicitaciones. Abrazos.
ResponderEliminar