Autor de la fotografía: Le Fredus Nice
Sale a la tarde
maquillado su rostro de sonrisas.
El dolor del alba inunda la casa
tras la puerta.
El sol de enero ha expirado su adiós
como un lamento.
Templado el ánimo,
presenciará la tertulia asintiendo el pasado,
buscando en sus voces
cómo y cuándo se extraviaron los abrazos,
se fingió el aire, se nublaron los ojos
que iluminaste tú cuando se miraron.
Si no fuera por tu nombre
se ahogaría el verbo en este océano,
mar desfigurado,
corriente helada
de tanto río extraño.
Mi querida Elsa: El frío no es solo el del sol de enero que apenas nos da calor, el frío está en el alma del que está hablando, aunque allá dentro de su alma, todavía guarda como un tesoro un rescoldo de esperanza que, puede ser, avive una llama que vuelva a iluminarlo todo.
ResponderEliminarPrecioso poema, Elsa, aunque domine ese frío del alma.
Mil besos y mil rosas.
Donde hubo llama, algo queda, aunque sean rescoldos, aunque sean cenizas...Algo.
ResponderEliminarPrecioso
Besos
Es cierto, a veces sólo restalla entre las cenizas un nombre, ese nombre que nos retuerce el vientre y nos anega el alma.
ResponderEliminarUn abrazo
Como siempre ¡grande!
ResponderEliminarBuscar en las voces... besos, abrazos, suspiros largos.
Besazos y un 2010 cargado de poesía.
Una poema espléndido que camina en las tertulias del alma. Abrazos.
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