domingo, 25 de octubre de 2009
Tengo el alma llena de lluvias
Tengo el alma llena de lluvias.
En sus aguas bebió la inocencia
antes del diluvio.
Un futuro desnudo aguardaba
mientras corría hacia ninguna parte.
Pero sabía los atajos y el almendro donde
escribiste mi nombre,
sabía los rostros que me llamaban
cada noche
cuando las calles olían a tarde,
cuando el parque se encendía
y lloraba el placer descubierto…
Y las dudas.
Porque todo se movía bajo mis pies,
porque nada me sostenía,
ciudad de arena,
escrutadora de sueños,
taladora de alas,
asfixia acostumbrada.
Sólo tú resucitabas el alba y llenabas
de aire mi estancia.
Sólo tú acompañabas mi soledad extraña
y su distancia.
Y señalaste el camino mientras volvía
de alguna parte.
Y nombraste los atajos y el almendro donde
escribiste mi nombre.
Tengo el alma llena de lluvias.
En sus aguas se ahogó la inocencia
después del diluvio.
Nuestra inocencia.
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Tan desolada el alma, cuando la ocupa la lluvia...
ResponderEliminarExcelente poema
Besos
Como es costumbre en ti, haces de la poesía sonrisa y lágrima. Conseguir eso es de completo dominio, de completo sentimiento.
ResponderEliminar¡Felicidades por lograrlo!
Un beso.
Mi querida Elsa: Cada verso es una delicia para los sentidos. La esperanza y la ternura se van agrandando a medida que se va avanzando en su lectura. Podrá haber lluvia pero siempre con efecto balsámico.
ResponderEliminarMil besos y mil rosas.
Simplemente maravilloso, Elsa.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me resisto a pensar que este sea un poema melancolico, lo siento blanco y luminoso a pesar de la lluvia.
ResponderEliminarVino y besos
Ls inocencia en tiempo de lluvia. Qué buen poema!!! Abrazos.
ResponderEliminarExquisito.
ResponderEliminarBesos.
Maravilloso!!!! Los versos suenan originales y de buena calidad. Te felicito.
ResponderEliminarUn placer leerte.