Háblame del aire
si el sol, negro, hiela
el horizonte,
si el cuervo del presente
se nutre
de despojos,
si el desaliento se nombra
entre mis ojos
y es la risa mentira
de la queja.
Cuéntame del aire
si el desamor rodea
mi cintura,
si es mi asiento el filo
de la pena
si la senda, destino
de las piedras
y es fatiga el alma
del reposo...
Háblame, dime,
cuéntame,
témplame el aire.
Así es, sí, así son esos cuervos silentes de los que sólo puede salvarnos un eco que nombrándose nos nombre.
ResponderEliminarBesos.
Ay, si el aire nos contara y nos dejáramos aliviar las penas por el...
ResponderEliminarUn besito.
En el aire se halla
ResponderEliminarel todo disuelto,
el desaliento, la pena,
pero también el
reposo del alma.
Precioso Elsa,
es un lujo leerte.
Un gran abrazo
Mi querida Elsa: Deja que te cuente que ese aire está lleno de esperanzas y de promesas. De vida que emerge derrotando a las penas y que ese aire es el mismo del Viento en la Isla, lleno de fantasía y de sueños que prevalecerán en tu vida.
ResponderEliminarMaravilloso poema, mi niña.
Mil besos y mil rosas.
Por muy frío que el aire sea, siempre está dispuesto a templarse, a poco que tengamos el alma como ascua.
ResponderEliminarMaravilloso
Besos
A veces vale la pena escuchar al que nos habla. Abrazos.
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