Poco, apenas nada cambiará alrededor
de nuestra ausencia:
Seguirá amaneciendo
en los ojos de quienes amamos,
se rozarán soledades,
rabia, miedo,
como se rozaron las nuestras
cuando nos precedieron.
Se afligirá aquel aroma,
este recuerdo,
el eco en las paredes,
durante un tiempo...
Durante un tiempo
nos sentaremos
en la memoria de la ropa doblada,
(aún mojada),
en la del libro
(olvidada la rosa)
en las arrugas del lecho,
en el hueco...
Durante un tiempo.
Nada o muy poco mudará tras
nuestro abandono.
Seguirá anocheciendo
para los mismos ojos, para otros,
se alternarán primaveras
después de cada invierno.
Nada, apenas la soledad, la rabia,
el miedo,
que dejarán de ser suyos poco a poco,
que olvidarán que fueron nuestros
durante un tiempo.
Tal vez, mi admirado poeta, permanezca
el verso.
Elsa.