En el sueño que no duermo, esta noche, hay un silencio
que armoniza el leve cimbrear de los visillos.
Por el resquicio del cristal asomo; es el aire bálsamo
que alivia la vigilia.
En el lecho, un hueco aún templado y a su lado,
el peso de las horas descansa
en tu almohada.
Las mías se agitan, me llaman por mi nombre
y confunden
la sombra con el alba.
Escribir... me aleja
y aunque el párpado duele
y la fatiga,
rescato la esencia de mi isla,
del polvo, del olvido, del jamás, del nunca:
Es mi isla
(2006)
Un paréntesis sin tiempo,
un espacio apartado en el silencio,
un rincón donde la luz se filtra.
En mi isla el sueño no despierta,
se ondula en el blanco de su lecho,
fresco el aire se mece en los helechos
mitigando el dolor del mediodía.
A mi isla acuden mil fantasmas
buscando en el pasado su refugio,
mas el sol derrite sus espectros
y la luna mis dedos acarician.
Sin mi isla me pierdo en la ceguera,
me ahogo en el mar de los gemidos,
me duele la soledad entre el gentío,
se quiebra mi esperada primavera.
En ella brota lo que ahora escribo.
Roza el vuelo el beso de un adagio
que es frontera,
en el umbral,
de la tormenta.