jueves, 1 de abril de 2010

No necesito esa cruz


No necesito esa cruz al lado de mi almohada,
ni sus clavos ni su sangre ni sus espinas clavadas,
para saber del infierno
y la vida atormentada.

No necesito sus voces golpeándome la espalda,
ni sus rezos, letanías, ni sus palabras sagradas:
sé muy bien
qué es lo que callan, bajo palio, las miradas.


También sé, que al otro lado del dorado y las espadas,
hay caricias en silencio,
anónimas,
sin medallas,
que quitan clavos sin cruces,
que curan manos clavadas,
que lavan pies malheridos
.........................................sin iconos en sus aguas
que cohabitan con la muerte
cuerpo a cuerpo, cara a cara,
que calman con sus alientos
fuertes vientos, marejadas.

No puedo escuchar sus voces golpeándome la cara,
no necesito las cruces al lado de mi almohada,
ni cónclaves
ni fumatas.

(Elsa. 2006)

6 comentarios:

  1. Cuánta razón en estos versos, Elsa...
    Siempre, ya lo sabes, me repiro, pero qué buena eres escribiendo!!!
    Mucha intensidad en este poema y buenas reflexiones.

    Un besito.

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  2. Un canto contra la hipocresía. Magnífico!!! Abrazos.

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  3. Fabuloso. Siempre he pensado que muchos de los que se dan golpes en el pecho en público, luego en privado arremeten con mucha más fuerza a puñetazos con el débil para abrirse paso hacia las cumbres donde, por cierto, ¿hará frío, no?

    Besos.

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  4. Un poema magnifico y afin con estos días que vivimos.

    En ellos, los sin medallas, se refugia Dios.

    Besos

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  5. Qué buen poema Elsa
    me alegra que lo
    rescatases
    para nosotros.

    Un abrazo

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  6. Bien escrito, Elsa.
    Abrazos.

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